¿Por qué es importante reducir la sal?
En nuestro país, su ingesta es de 10 gramos en promedio al día, el doble de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Conoce lo que debes tener en consideración antes de incorporar este mineral a las comidas.
El consumo diario de sal no es solo en base a la que se agrega directamente a los alimentos al cocinar o aliñar, gran parte está dado por los productos alimenticios que ya la tienen incorporada entre sus ingredientes, por lo que es esencial revisar el etiquetado y la tabla de información nutricional al momento de elegirlos.
La OMS aconseja consumir menos de 5 gramos de sal al día para los adultos. En cuanto a los niños de 7 a 10 años, el máximo es de 4 gramos. Para menores de 2 a 7 años es de 3 gramos, en los lactantes y menores de 2 años, se sugiere evitarla, al igual que aquellos alimentos que la contengan en exceso.
De acuerdo a los expertos, la integración de este condimento en grandes cantidades en la dieta puede resultar muy perjudicial para la salud. La sal consumida en exceso contribuye a la aparición y/o agravamiento de problemas de salud y enfermedades como la hipertensión arterial (tanto en adultos como en niños), cardiopatía coronaria, insuficiencia cardiaca, accidentes cerebrovasculares, alteraciones de la función renal, osteoporosis, cáncer de estómago e, incluso, existe una posible relación con el agravamiento del asma.
¿De qué manera se puede reducir su consumo?
- Evitar la ingesta regular de alimentos altos en sodio como aquellos enlatados, embutidos, quesos amarillos, aderezos (ketchup, mostaza, salsa de soya, salsa inglesa, etc.), snack y frutos secos salados, carnes o pescados ahumados, y encurtidos (pepinillos, aceitunas, jalapeños, pickles, entre otros).
- Disminuir de la dieta productos de pastelería, ya que contienen sal y sodio en distintas formas como preservantes.
- Limitar el consumo de productos que contengan glutamato monosódico, que se encuentra en bases para caldos, sopas en sobre o fideos instantáneos.
- Condimentar las comidas con pimienta, ajo, ciboulette, orégano, eneldo, albahaca, laurel, o cualquier hierba aromática, en lugar de sal. En el caso de las ensaladas, utilizar solo limón o vinagre. Preparar salsas saludables a base de verduras o yogurt.
- Leer siempre las etiquetas de los productos y preferir aquellos rotulados como “bajo en sodio”.
- Cambiar la sal común por aquella baja en sodio, siempre que no haya contraindicación médica debido a su contenido de potasio, como podría ocurrir en pacientes con insuficiencia renal.
- En casa, no poner el salero en la mesa, y nunca agregar sal a las comidas sin haberlas probado antes.
- Disminuir gradualmente la cantidad de sal que se usa para cocinar.
- Preparar los alimentos en casa, ya que las comidas rápidas, de restaurantes o procesadas suelen tener sal en exceso y preservantes. En caso de consumir masas dulces, como galletas y queques, también cocinarlas en el hogar por la misma razón.