2021 Julio

Cómo prevenir las hepatitis virales

“Es posible un #FuturoSinHepatitis si luchamos juntos”, es la consigna de la OMS. Es por eso que cada 28 de julio se celebra el día mundial contra esta enfermedad para concientizar a la población.

La hepatitis es la inflamación aguda del hígado. La gran mayoría de los casos son virales, pero, también existe el hígado graso, esteatohepatitis, las del tipo autoinmune, entre otras. Las hepatitis víricas pueden provocar enfermedades como el cáncer de hígado, cirrosis y hasta la muerte. Se reconocen cinco cepas principales de virus que causan hepatitis: A, B, C, D y E. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las del tipo B y C corresponden a la mayor causa de muerte a nivel mundial, con 1,4 millones de defunciones al año.

Dentro de los síntomas más comunes se encuentran la fiebre, náuseas, vómitos, dolor abdominal, erupciones cutáneas, pérdida de apetito e ictericia (color amarillento en la piel). Cabe destacar que en algunos casos no presenta signos de alerta hasta varios años después de haber contraído la infección, donde el hígado puede estar muy dañado. Por este motivo, resulta muy importante realizarse chequeos periódicos y tomar en cuenta las medidas preventivas.

La hepatitis A se transmite por comer alimentos o beber agua contaminada por heces de una persona infectada por el virus. Para prevenir es fundamental vacunarse contra esta enfermedad, llevar una higiene adecuada con el correcto lavado de los alimentos y de manos. El mayor riesgo de esta cepa es que puede provocar hepatitis fulminante y causar la muerte.

Asimismo, las hepatitis B y la D se transmiten por la sangre, vía sexual y de madre a hijo en el parto. La prevención consiste en el control en bancos de sangre y sexo seguro con el uso de preservativos, además de la vacuna. El mayor riesgo es la hepatitis crónica y fulminante. Cabe destacar que la hepatitis D es una coinfección, que para que ocurra la persona debe haber contraído previamente el virus del tipo B.

En cuanto a la hepatitis C, mayoritariamente se contagia por la sangre, jeringas contaminadas y vía sexual. No existe vacuna y, generalmente, se vuelve crónica.

Por su parte, la hepatitis E se transmite por alimentos y agua contaminados y falta de higiene en general. Su mayor prevalencia se encuentra en los países asiáticos y la única vacuna contra esta enfermedad solo está disponible en China.