Consejos para cuidarse del sol y evitar quemaduras
Aprende a proteger tu piel de los efectos de la radiación solar durante este verano.
Aunque la exposición al sol está directamente relacionada con los niveles de vitamina D en el organismo, exponerse de forma excesiva o inadecuada también provoca daño acumulado. El sol deteriora estructuras que dan sostén y elasticidad a la piel. Por eso, las pieles más afectadas suelen resultar más delgadas, arrugadas y flácidas. De la misma manera, se daña el material genético de los queratinocitos, que son las células de la epidermis o capa superficial de la piel, y también se pueden presentar lesiones premalignas o malignas con el pasar de los años.
La recomendación dermatológica es evitar siempre el bronceado. En ese contexto, hay que tener en cuenta que los horarios más riesgosos para hacerlo son entre las 11 a.m. y 4 p.m. en época de verano.
Incluso en días nublados, y también en invierno, es importante usar fotoprotector, ya que atrapa parte de la radiación ultravioleta dañina y reduce el daño. Se aplica 30 minutos antes de la exposición al sol y las reaplicaciones son cada 2 horas con exposición directa y cada 4 horas con exposición indirecta. Se recomienda, además, volver a aplicarlo luego de cada baño en la piscina o el mar.
En el caso de los niños, es importante usarlo de manera disciplinada, ya que en los primeros años de vida la piel es más susceptible a sufrir daño acumulativo, por lo cual se deben utilizar fotoprotectores diseñados especialmente para ellos. Cabe destacar, que los menores de 12 meses no deben ser expuestos de forma directa a luz del sol y los menores de 6 meses no deben usar este tipo de productos.
Asimismo, no hay que olvidar que la ropa es un complemento esencial. Siempre se debe usar sombrero, lentes oscuros con protección contra los rayos UV, mangas largas ante exposiciones prolongadas y, además, es fundamental llevar siempre una botella de agua y no esperar a sentir sed para hidratarse.